Todos tenemos monstruos interiores. No son nuestros temores, no. Los monstruos interiores son igual o más temibles que los monstruos que vemos en cuentos o películas de ficción.
Nuestros monstruos interiores son como lugares oscuros que tenemos y que debemos manejar con mucho cuidado. Me refiero a esa voz, ese pensamiento que hace que una mujer de pronto se de cuenta que el amigo de su novio o esposo tiene pectorales o piernas atractivas o más allá, de pronto se imagina como será en la cama y en algún momento se imagina retozando con él. Ese monstruo que hace que un hombre no pueda evitar fantasear con una amiga, prima o hasta con una tía.
Peo el monstruo interior no solo va al sexo.